Hace tiempo que deseo llamar la atención sobre un tema que me preocupa mucho: la gran cantidad de errores ortográficos que a diario encuentro en los emails dirigidos a Biblioposiciones, así como en las aportaciones al foro. Muchos de estos mensajes resultan completamente ininteligibles, de manera que es preciso leerlos varias veces para lograr saber qué quieren decir.

No me canso de aconsejar a mis alumnos y alumnas que presten atención a las reglas de ortografía, que hacer bien un examen no es rellenar cuantos más folios mejor de una materia en cuestión, que al leer un examen el tribunal calificador también va a considerar la presentación de los contenidos y, por supuesto, el grado de corrección gramatical. No hay nada peor para estropear un buen examen que una falta de ortografía básica, como cambiar una b por una v, o viceversa.

El problema de las faltas tiene como telón de fondo la ausencia de hábito lector. Las personas acostumbradas a leer con asiduidad (una minoría, según parece) rara vez cometerán faltas de ortografía. Como mucho tropezarán de vez en cuando con alguna palabra sumamente infrecuente, poco típica del discurso cotidiano. Esto es completamente lógico y justificable.

Además, cuando al escribir dudemos de la ortografía de tal o cual palabra, lo más sensato es consultar alguna de las herramientas que pueden darnos la solución en pocos minutos. El diccionario de la Real Academia Española debería estar en nuestros Favoritos (http://www.rae.es/rae.html).

Últimamente parece que nos llega la moda de escribir todo en minúsculas. El Departamento de Administración de Biblioposiciones ha asumido la labor de reescribir tanto nombres y apellidos como las calles de los clientes que se apuntan a nuestros cursos, pues al final de los mismos se les envía un CDROM. Un tema tan básico como este nos da que pensar, sobre todo teniendo en cuenta que son estos mismos clientes y clientas los que pretende opositar a un puesto en una biblioteca, donde el libro (sea en el formato que sea) es elemento clave.

Muchas veces nos hemos planteado en Biblioposiciones añadir a nuestra preparación algún curso básico de ortografía, con ejercicios prácticos incluidos, pero creo que no sirve de nada dar una relación de aburridas reglas. Como de verdad se aprende a escribir sin faltas es leyendo, pero leyendo textos correctamente escritos, o sea, libros, no la gran cantidad de documentos de dudosa autoría que pululan por la Red plagados de incorreciones gramaticales.

Os animo, pues, a que este verano leáis mucho. Merece la pena.

Rocío Martínez Bocero
Directora-Coordinadora de Biblioposiciones.com

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