Tradicionalmente las bibliotecas, dado su carácter en general no lucrativo, no han visto la necesidad de competir con otras instituciones, así como tampoco han tenido un marcado interés en actividades relativas al marketing y a la promoción de sus servicios.
Esto se debió en parte a la connotación empresarial de dichas actividades, alejadas a priori de la concepción tradicional que se tenía de los servicios bibliotecarios. Sin embargo, en la actualidad, con el avance de Internet y las múltiples formas de comunicación y acceso a la información, las bibliotecas hacen uso de estas nuevas posibilidades para promocionar sus servicios y productos y lograr una óptima comunicación con sus usuarios con el fin de captar su interés y motivarlos para que los utilicen.
Así, las bibliotecas emplean para ello diversas herramientas de Internet tales como el correo electrónico, el chat, las páginas Web y las redes sociales, entre otras. También recurren a la promoción in situ a través de la distribución de folletos, los carteles y los tablones de anuncios, talleres de formación de usuarios, etc.