Llamamos confort al conjunto de condiciones materiales que proporcionan bienestar o comodidad. El confort en una biblioteca resulta fundamental desde el punto de vista del usuario, incluyendo a los usuarios internos (la plantilla), cuya comodidad debe ser especialmente cuidada, dado el gran número de horas que pasan allí.
Así pues, se prestará especial atención a elementos como:
– La iluminación, tanto artificial como natural
– La climatización
– La calidad del aire
– El mobiliario: que sea ergonómico y cómodo
– La estética y el código de colores utilizado: que el diseño estético sea agradable.
– La organización interna de los servicios
– La acústica
– Las facilidades de circulación
– El tamaño de la instalación: el espacio disponible debe ser suficiente para asegurar el confort.
Hay personas que son más sensibles que otras, al igual que existen actividades que requieren de distintos niveles para estar dentro de los límites del confort. No obstante, es posible delimitar ciertos rangos o patrones de niveles de confort producto de estudios realizados por diversas instituciones internacionales a través de las estadísticas, que se aceptan en general como valores admisibles para las distintas actividades humanas.