por Saiful Amin

(traducido por Rocío Martínez Bocero para Biblioposiciones.com)


Introducción

El catálogo es la herramienta básica de recuperación de toda colección documental. Una biblioteca sin catálogo es como una escala sin marcas. La palabra catálogo proviene del griego katalogos donde kata significa “según” y logos significa “orden o razón”. Por tanto, un catálogo es una obra en la que los contenidos se estructuran de un modo razonable, siguiendo un determinado orden.

Los catálogos más antiguos se remontan a los monasterios e iglesias, donde se parecían más a listas de inventario que a herramientas para localizar documentos. La memoria de un bibliotecario era suficiente para localizar incluso documentos de la biblioteca de doscientos años atrás. Pero el aumento de las publicaciones hizo obligatorio tener en la biblioteca un instrumento para localizar los documentos. Desde entonces se ha tratado de preparar reglas para la catalogación de los documentos.

Evolución de las reglas de catalogación

Las reglas de Panizzi:

El primer código de catalogación reconocido lo redactó Antonio Panizzi, bibliotecario del British Museum. Compiló 91 reglas de catalogación para el British Museum (que se publicaron en 1841). Estas reglas tuvieron una influencia considerable en las reglas de catalogación posteriores. El fue también el primero en exponer el concepto de autoría corporativa. Se considera que a partir de aquí comenzó la catalogación moderna.

Las reglas de Jewett:

El Instituto Smithsonian publicó en 1852 el código de Charles C. Jewett para la construcción de catálogos. El documento se tituló

“Informe Smithsonian sobre la construcción de catálogos de bibliotecas. Se considera un hito en la historia de la catalogación.

Jewett extendió el principio de autoría corporativa más allá que Panizzi.

Las reglas de Cutter:

En 1876, Charles Ammi Cutter publicó sus “Reglas para un catálogo diccionario impreso”. Son las primeras reglas completas para preparar un catálogo y tuvieron una repercusión enorme en todas las reglas de catalogación siguientes. Eran unas reglas sistemáticas, exhaustivas y todos los encabezamientos se basaban en unos principios.

Además de las tres reglas anteriores en el período comprendido entre 1841-1900 aparecieron una serie de reglas, incluyendo las reglas de la Biblioteca Bodleian y de Cambridge. En los Estados Unidos surgieron las reglas de Linderfelt, Dewey y de la Biblioteca del Congreso. También aparecieron reglas en otros países como Alemania, Francia, Italia, Bélgica, etc.

Las Reglas de Catalogación Anglo-Americanas:

Estas reglas de catalogación (1908) fueron el resultado del esfuerzo combinado de los Comités de la Asociación de Bibliotecas (Londres) y de la Asociación de Bibliotecas Americana (ALA). Las reglas ponían el acento en satisfacer las necesidades de las bibliotecas más grandes de carácter universitario. Estas reglas han tenido una influencia muy grande en todo el mundo anglosajón.

Las Reglas de la Biblioteca Vaticana:

La Biblioteca Vaticana compiló unas nuevas reglas de catalogación para el catálogo de libros impresos (publicadas en 1931), comúnmente conocidas como las Reglas vaticanas. Son para un catálogo diccionario basado en las reglas de Cutter. Son una de las reglas de catalogación reconocidas a nivel internacional.

Reglas Clasificadas de Catalogación:

La primera edición de estas reglas se publicó en 1934 y la última (5ª ed.), en 1964. Estas reglas se basaban en los principios normativos desarrollados por Ranganathan y son, quizás, las únicas reglas en inglés pensadas para un catálogo clasificado. Ha implantado una gran economía en la descripció de los documentos, suprimiendo la palabrería superflua. En su cuarta edición (1958) proporcionaron reglas alternativas para el catálogo diccionario, eliminando de este modo la necesidad de unas reglas aparte para dicho catálogo.

Las Reglas de la ALA (American Library Association):

La Asociación de Bibliotecas de los Estados Unidos comenzó en 1941 a revisar las Reglas de catalogación anglo-americanas (1908) en dos partes. Publicó la primera parte de la edición revisada en 1949 y en este mismo año, la Biblioteca del Congreso sacó sus “Reglas para la catalogación descriptiva”, que fueron aceptadas como sustitutas de la segunda parte de la edición revisada.

Comparadas con las reglas anglo-americanas las reglas son más detalladas, de ahí que se las criticase de estar demasiado elaboradas.

Reglas de Catalogación Anglo-Americanas (1ª ed.):

Se publicaron por primera vez en 1967, como resultado de la colaboración entre la Asociación Americana de Bibliotecas (American Library Association), la Biblioteca del Congreso (Library of Congress), la Asociación de Bibliotecas del Reino Unido (Library Association), y la Asociación de Bibliotecas de Canadá (Canadian Library Association). Se realizaron basándose en las recomendaciones de la Conferencia Internacional sobre Principios Bibliotecarios celebrada en París por la IFLA en 1961. Se convirtieron en las reglas más importantes de ese período, influyendo en muchos otros países fuera de los Estados Unidos y el Reino Unido.

Reglas de Catalogación Anglo-Americanas (2ª ed.):

La 2ª ed. de las Reglas de Catalogación Anglo-Americanas apareció en 1978. Fueron elaboradas por la ALA, la Biblioteca Británica, el Comité Canadiense de Catalogación, la Asociación de Bibliotecas (Reino Unido) y la Biblioteca del Congreso.

La revisión de estas reglas se hizo basándose en las recomendaciones de la Descripción Bibliográfica Internacional Normalizada (ISBD).

Otros avances:

Catalogación en la Publicación (CIP)

Comezó en 1971 en la Biblioteca del Congreso. El CIP británico comenzó en 1975. Se han emprendido programas similares en otros países, con el objetivo fundamental de elaborar la catalogación de los documentos antes de que sean publicados.

ISBD

Viendo la necesidad de una normalización, el Comité de Catalogación de la IFLA adoptó la Descripción Bibliográfica Internacional Normalizada (ISBD) en 1971. La revisión de las Reglas Anglo-Americanas se basó en las sugerencias de las ISBD y se han adoptado en la mayoría de las bibliografías nacionales.

MARC (Machine-readable Cataloguing)

El formato MARC se ha desarrollado para permitir el intercambio de datos bibliográficos que puedan leerse en mediante ordenadores. Este intercambio entre los países y continentes no tendrían ninguna utilidad sin unas normas universalmente aceptadas sobre el contenido bibliográfico. Las ISBD proporcionaron el marco complementario para el formato MARC. El Formato de Comunicación Común (Common Communication Format, CCF) fue desarrollado por UNESCO/PGI para que hiciese de puente entre los diferentes formatos internacionales de intercambio, teniendo en cuenta las ISBD.

Catalogación de documentos en Internet

El crecimiento cada vez mayor de la información en la Red ha hecho que resulte difícil la recuperación de la misma. Los buscadores no buscan a partir de una fuente organizada como es el catálogo. Por este motivo muchos términos incluso comunes nos dan mucho “ruido documental” cuando se utiliza un buscador. La única solución es catalogar los recursos disponibles a través de Internet.

El campo 856 del formato MARC21 facilita la localización y acceso de los recursos electrónicos de acceso remoto. También hay normas que describen estos datos, siendo la más importante el estándar de metadatos Dublin Core.

Conclusión:

Durante el siglo pasado se han realizado muchos avances significativos en el campo de la catalogación. Los desarrollos de las reglas de catalogación y estándares han repercutido ampliamente en la teoría y práctica de la catalogación. La aparición de los ordenadores nos ha traído cambios esenciales en las formas de los catálogos. Con todo, todavía hay muchos más retos que deben enfrentar los/las catalogadores/ras con el crecimiento de la información en Internet.

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