La concepción de la biblioteca como servicio público, llamado a desarrollar una función activa para difundir la cultura, es el espíritu que informa la institución bibliotecaria desde hace muchos años. Esta concepción no es, pues, completamente actual, sino que comenzó ya a gestarse en algunas mentes progresistas del área anglosajona a finales del siglo XIX. Una de estas mentes fue la de Antonio Panizzi, antiguo director del British Museum, nacido en Italia. La carrera de Panizzi en la biblioteca empezó en 1831 y llegó a ser bibliotecario jefe de la misma desde 1856 hasta 1866. Enfocó la programación de actividades de aquel centro con esa orientación moderna y no en el sentido, tradicional hasta entonces, de limitarse a coleccionar libros como si se trataran de objetos de museo.
Antonio Panizzi había formulado el objetivo de transformar la biblioteca del Museo en una biblioteca de alcance enciclopédico en los años cuarenta del siglo XIX. Tenía en mente adquirir no solamente los monumentos impresos de la cultura mundial sino también las aportaciones más importantes de la investigación contemporánea en lenguas extranjeras.
Supervisó y ayudó a diseñar la espectacular sala de lectura redonda, construida en el patio interior del museo e inaugurada en 1857, la cua fue pronto imitada por la Biblioteca del Congreso de Washington.
Panizzi está considerado el padre del catálogo moderno, ya que elaboró las “91 Reglas de Catalogación” (1841) para confeccionar el catálogo de libros impresos, mapas y música del Museo Británico. Estas reglas de Panizzi tuvieron una gran influencia en las normas posteriores redactadas en Europa y América.